jueves, 21 de mayo de 2015

EL RESCATE DE LIBROS

Los caminos para llegar a una lectura emocionante, a ese libro que de verdad nos atrapa y emociona, son casi siempre impredecibles. Es el caso, por ejemplo, que le ha pasado a una alumna mía
de 1º de ESO.

Al acabar la clase, se ha acercado hasta la pizarra y se ha hecho la encontradiza conmigo. Quería contarme que hace unos días, de vuelta del instituto a mediodía, había descubierto al lado de un contenedor de basura una caja llena de libros. Sin duda, alguien había realizado limpieza en casa y las obras literarias habían sido sus primeras víctimas.
En lugar de pasar de largo, la muchacha se había detenido a mirarlos con curiosidad. Mientras rebuscaba  entre los papeles,  por sorpresa, halló un pequeño tesoro.  Se trataba de una novela escrita por Concha López Narváez, titulada La tejedora de la muerte. El ejemplar estaba en buen estado y forrado con un plástico transparente. El típico libro escolar, que luego se tira después de usarlo.
A la alumna le sonaba la escritora. Recordó que había ido a dar una charla en su colegio de primaria y que en clase habíamos leído otro libro suyo, El silencio del asesino.
Sin duda, la chica tenía buen recuerdo de la lectura de esos dos libros. Superó la vergüenza, el miedo de que alguien la viera, y decidió llevarse su pequeño botín a casa.
A pesar de que los exámenes finales se acercan como una espesa nube de tormenta, dejó los estudios y deberes a un lado y comenzó a leer el libro rescatado esa misma tarde.
Mientras atravesábamos la puerta del aula, me confesó que estaba enganchada, que no podía dejar de leer los capítulos, que estaba atrapada en el misterio.

El hecho de que una chica rescate un libro de la basura, sin duda, no es ninguna noticia que vaya a salir en los telediarios. Sin embargo, demuestra que no todo está perdido para la literatura infantil y juvenil, que es posible comunicar el amor por la lectura, que algo queda de lo que los profesores dicen en clase a sus alumnos para que lean.
Aunque quizás esa  especial "sensibilidad" hacia los frágiles libros de papel, ya la poseía ella de antemano. 

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