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sábado, 12 de enero de 2013

PALABRAS CARACOLA

PALABRAS CARACOLA
MÓNICA RODRÍGUEZ
EDITORIAL  SM
EL BARCO DE VAPOR 2013
AÑO 2011

Los libros se parecen mucho a una caracola. Esconden historias mágicas, con sabor a mar y a espuma, que solo los oídos privilegiados saben interpretar.
El libro de Mónica Rodríguez se trata de una de esas novelas con encanto. Desde las primeras páginas, el lector descubre con agrado que está ante un libro especial, cuidado en la forma y en el mensaje que quiere enviar.
En la obra se cuenta la historia de una niña, de nombre Lucía, que viaja a la costa durante unas vacaciones para visitar a su abuelo. Nada más llegar, descubre en la playa una caracola y a una señora extraña, que las recoge desde hace años. Poco a poco este enigmático personaje ira ganando protagonismo y, gracias a la mediación del abuelo, la niña conocerá la historia de esa mujer y de las palabras que esconden las caracolas en su interior.
Personalmente, me gusta el estilo poético de la prosa de Mónica Rodríguez. Son muy acertadas sus imágenes y metáforas, tan bien ensartadas con la temática de fondo de la obra. Además, la autora no solo cuenta una historia para niños, sino que transmite intensas sensaciones. No se trata de una obra plana o funcional, sino rica en connotaciones y símbolos.
Me agrada mucho que los Reyes Magos hayan traído la novela a mis hijas. Yo también he disfrutado mucho con su lectura. De ahí, que le dedique esta pequeña reseña.


sábado, 3 de septiembre de 2011

DIENTE DE LEÓN




Diente de León de Mónica Rodríguez; Ilustraciones Ximena Maier.
XXII Premio Ala Delta de Literatura Infantil 2011
Zaragoza,  Edelvives, (Ala Delta 81) pp. 160,  8,80 €.

Por Miguel Luis Sancho.

“Las palabras son como los dientes de león. Vuelan y, a veces, solo a veces, caen en los corazones y los siembran”. Mónica Rodríguez posee el don de conseguirlo, gracias a su prosa cuidada y emotiva. De ahí que haya sido la merecida ganadora del XXII Premio Ala Delta de Literatura Infantil 2011 con su última obra.
El libro comienza cuando Manuel, un jubilado desocupado, se encuentra con Nicolasa en el hospital, donde ella está ingresada de gravedad. A través del contacto de las manos, Manuel recuperará el olvidado “Bosque de la Infancia”, que creía perdido y que amó con fuerza cuando tenía nueve años, y empezará a recordar una dolorosa historia, que jamás ha contado a nadie.
Desde el presente, viajamos a un pasado lleno de brillos y de sombras, más intenso que la actualidad. La autora nos lleva de la mano hasta la posguerra, donde dos niños, Mirta y el propio Manuel, juegan a explorar el bosque, donde tienen su escondite secreto en lo alto de un viejo roble. Allí descubrirán la mágica presencia del “Espíritu del bosque”, pero también la peligrosa existencia de “Ellos”.
Lo primero que llama la atención de la novela es su estilo poético y simbólico, muy alejado de la prosa funcional que abunda en la literatura infantil contemporánea. Además, el libro está protagonizado por dos ancianos inactivos, que han abierto la esclusa de los recuerdos, algo muy inusual en el género.
Asimismo, la autora muestra gran maestría a la hora de dosificar la información y crear intriga, consiguiendo mantener al lector con el corazón en un puño, mientras el relato avanza inexorablemente hacia su espectacular desenlace. Desde el punto de vista estructural, la novela es impecable, aunque el tono empleado en ella sea a veces clásico o demasiado sentimental. Esto no resta mérito a la historia, ya que está muy bien narrada, con un estilo sencillo y claro, tallado con frases cortas y directas, capaces de emocionar al lector.
En definitiva, un libro que gustará por igual a mayores y a niños. Una buena novela para recomendar en la escuela, merecedora – sin duda- del XXII premio Ala Delta de Literatura Infantil 2011que ha obtenido.