Después de la tormenta violenta y desgarrada, soñó con una
eclosión de salamandras negras y amarillas, que surgían milagrosamente de debajo de las rocas calientes y abrasadas. Era
como una primavera animal y brillante, quizás una nueva esperanza, que acompañaba al agua
desbordada en torrentes por
las abruptas laderas de Peñalara.
viernes, 22 de abril de 2016
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