miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA RESECA


Se acaba la huelga del 29-S y la cabeza te estalla a causa de un exceso de política.

Durante el día, has sido un peón que otros han movido a su antojo, en un tablero en el que todo te ha parecido un nuevo gran teatro del mundo.

(¿Un escritor se puede poner en huelga? ¿Qué estadística lo recoge?)

Dicen que ha habido algún incidente aislado, casi un centenar de detenidos, manifestaciones a horas programadas y enfrentamientos algo más subido de tono en una ciudad lejana, cerca del mar.

A tu alrededor, en cambio, sólo has visto silencio y vacío - calles huérfanas de entusiasmo, cierres echados, un domingo tedioso, sin paseos ni fiesta para niños.

Las resaca deja un sabor amargo en la boca, un dolor molesto e impreciso en el pecho, igual que un pasquín sucio y desgastado, que ha quedado roto en el suelo.

Por cierto, el día de la huelga también era mi santo. Pero, claro,... ¿a quién le importa eso?

3 comentarios:

  1. Felicidades, aún estoy a tiempo. Hoy no te he visto.

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  2. Es cierto, lo del santo, digo. Felicidades. ¿se le olvidará al otoño el veranillo de San Miguel?

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  3. Gracias (tardías) por las felicitaciones.

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