CUATRO MUERTES PARA LIDIA
ENRIQUE PÁEZ
Paralelo Cero 73
Editorial BRUÑO
Marzo 2012
128 Páginas
8,90 euros
“Todos los viajes contienen la vida, y encierran muerte.”
La
odisea / Homero
Cuatro muertes para Lidia (Bruño, 2012) es, sin duda alguna, la obra más
profunda y conseguida del escritor madrileño Enrique Páez. Desde las primeras
páginas, el lector descubre que se trata de una novela dura y realista, escrita
con pasión y buen gusto, que no deja indiferente a nadie.
La
novela arranca cuando la joven Lidia, acorralada por un círculo de fuego, debe
abandonar su casa de la infancia y emprender un viaje en busca de su madre,
acompañada por su padre y por su hermano Carlos, que es deficiente. En
realidad, se trata de un viaje sin retorno, de una “odisea” apocalíptica hacia
el “sur”, de una huida desesperada a través de
un desierto cubierto de ceniza. En ese infierno sin vida, les esperarán
duras pruebas que tendrán que superar (campos arrasados por el fuego, falta de
comida, ataques de lobos y de ratas, un fuerte tornado…), pero también encuentros
inesperados (como les ocurre a la
llegada del sanatorio de Punta Lanza o al final del libro). Ambas cosas –
pruebas y encuentros- harán que la protagonista vaya lentamente madurando,
haciéndose mayor antes de tiempo, a base
de golpes y de dolorosas pérdidas de personas queridas.
Según
mi mirada, El último libro de Enrique Páez puede interpretarse de distintas
maneras, ya que presenta distintos niveles o estratos de lectura:
En
primer lugar, la novela puede leerse como una distopía, como una historia de
“supervivientes”, al estilo de La
carretera de Cormac McCarthy, donde
un padre con sus hijos recorre un paisaje quemado, sumido en el abandono más
absoluto. Las similitudes entre ambos libros son evidentes. Sin embargo, creo
que la intención última de Enrique Páez es muy distinta a la del autor
norteamericano. No se trata de un plagio, sino de una coincidencia emocional.
En
segundo lugar, la obra puede entenderse como un relato de maduración, donde la protagonista debe realizar un viaje
iniciático, aunque sea a su pesar. Así, la joven debe abandonar la confortable casa de
la infancia y atravesar un desierto arrasado por el fuego y la muerte para encontrar su verdadera
personalidad. La historia de Lidia, por tanto, sería la cualquier adolescente.
Necesita morir, dejar cosas atrás, para poder crecer.
Yo,
sin embargo, prefiero interpretar la novela como una metáfora de un estado de
ánimo, de una “noche oscura de alma” (con final feliz). El autor dedica mucho tiempo a describir el
mundo apocalíptico por el que caminan los protagonistas, incapaces de aceptar
la muerte. La ceniza, las ratas, el humo, el barro, los lobos, las llamas, los
árboles carbonizados,… tejen una tupida red de significados, con connotaciones
profundas, mucho más interesante a veces que las acciones que los personajes
realizan. Y es que, a pesar de su
apariencia realista, la novela posee un fuerte simbolismo. Por ejemplo, el
fuego- que aparece por todas partes en el libro- debe interpretarse como el
tiempo que lo destruye todo; los buitres que persiguen a los protagonistas, como presagios o heraldos negros de la muerte;
el mar, como el punto de llegada y de esperanza…
En
cuanto a los aspectos formales, me parece que el autor elige con acierto el
punto de vista narrativo: una voz sincera en primera persona, que nos permite
adentrarnos en los sueños y secretos
mejor guardados de la mente de Lidia. Aunque el lenguaje utilizado por ella es
en ocasiones demasiado elevado para una chica de su edad, la novela fluye con
naturalidad y se lee bastante bien. Asimismo, me gusta cuando Páez recurre a
las imágenes poéticas en las descripciones, ya que las utiliza con acierto y
elegancia. En ellas podemos descubrir no
sólo un buen contador de historias, sino también un escritor con oficio.
¿Gustará
al público juvenil Cuatro muertes para Lidia?
Yo
creo que sí. Los adolescentes no sólo buscan leer amores imposibles en tierras exóticas, ni puertas a templos de
fantasía vacía… También necesitan libros para identificarse, para conocerse a
sí mismos, para afrontar las duras pruebas de la vida.
La
última novela de Enrique Páez es uno de esos libros. ¡Enhorabuena, maestro!
Gracias por esta reseña de un libro que merece la pena. Haré por leerlo.
ResponderEliminarYo también lo voy a leer. Me fío de tus recomendaciones, Miguel. Los buenos escritores no podéis recomendar libros malos. Además, el tema me interesa: la vida como viaje.
ResponderEliminarYa me dirás lo que te parece, César. también se aprende mucho de la conversación sobre los libros.
ResponderEliminarY de eso se trata, de leerlos y de disfrutar un poco de ellos.