lunes, 8 de septiembre de 2014

EL CHICO DE LAS MANOS AZULES

EL CHICO DE LAS MANOS AZULES
ELIACER CANSINO
PARALELO CERO Nº 76
BRUÑO 2014

Como ocurría en la novela "Una habitación en Babel", Eliacer Cansino elige el drama de la inmigración como motivo central de su último libro, El chico de las manos azules (Bruño, 2014).
En esta ocasión, el protagonista de la historia es Franz, un joven de origen bosnio, que acaba de llegar a España huyendo del horror de la guerra desatada en su país. Gracias a Illia, un músico que se cruza en su camino, logra finalmente conseguirlo.
Pero la nueva tierra de acogida (en concreto la ciudad de Fuenlabrada, al sur de Madrid) no es un lugar paradisiaco, sino más bien todo lo contrario: un territorio hostil y duro, donde no es fácil adaptarse. El joven Franz no sólo deberá luchar contra la miseria y la marginación, sino también contra las mafias que pretenden controlar su vida.
La novela no sólo ofrece aventuras y entretenimiento, sino numerosos temas para la reflexión: la lucha por la vida, la soledad, la superación personal, la recuperación de la dignidad perdida, los desastres de la guerra,...
Una novela interesante, sin duda, de la cual me quedo, sobre todo, con una cita que la madre del protagonista le repetía de pequeño:

"Cuando alguien te haga un favor, devuélvelo con creces. Un favor es una llave para pasar una puerta, y no debes olvidar que pasaste por ella gracias a esa llave".

martes, 2 de septiembre de 2014

LA "VUELTA AL COLE" EN CLAVE DE LIJ


La "vuelta al cole" no es un asunto menor o baladí para los escritores, por los menos, para los que nos dedicamos a la literatura infantil y juvenil (LIJ).
La vuelta al colegio es la época del año en la que miles de estudiantes regresan a las aulas, pero también es el momento en que se eligen cientos de lecturas para clase, que esos mismos alumnos realizarán durante el curso.
La LIJ todavía depende de ese público o mercado escolar. De hecho, la mayoría de los títulos que se publican forman parte de catálogos diseñados especialmente para colegios o para bibliotecas de aula.
Negar esto - creo yo- supone negar la misma realidad de la literatura infantil en España.
Por eso, al llegar estas fechas, los escritores LIJ cruzamos los dedos.
Hay cientos de autores y miles de libros, pero...¿habrá algún profesor o maestra que se fije en alguna de nuestras obras?
¿Las adoptaran y las cuidarán  durante el curso como deseamos?
¿Los alumnos las leerán con entusiasmo?
Ya sé que algunas de mis obras han tenido la suerte de ser elegidas en varios colegios e institutos de Madrid, Fuenlabrada, Valle de Arán... Sin embargo, ¿hasta dónde volarán mis libros este curso? ¿En qué manos, todavía desconocidas, se posarán?

martes, 26 de agosto de 2014

ERA VERANO


No recuerdo muy bien todo lo que pasó esa tarde. De lo único que sí estoy seguro es que era verano y hacía mucho calor.
Tumbado en la cama de mi cuarto, sólo deseaba que pasara la maldita hora de la siesta cuanto antes. En el otro extremo de la casa, el grifo de la cocina no dejaba de gotear contra el fregadero de aluminio. No tenía ganas de ir a cerrarlo. Cansado, sólo tenía fuerzas para dar vueltas de un lado a otro de la cama buscando un poco de alivio. Además, el aire acondicionado se había estropeado unos días antes y todavía nadie había acudido a arreglarlo, a pesar de las innumerables llamadas y gestiones que había hecho. Por eso, el aire de esa tarde era caliente y denso. En cada bocanada parecía escondida una llama de muerte.
Entre sueños, me pareció oír el chirrido de una llave, quizás en la puerta de la entrada. Alguien la había abierto sin mi permiso. Al cerrarse contra el marco, la madera retumbó secamente, imitando el sonido de la tapa de un ataúd. 
No esperaba a nadie a esas horas y me asusté. Intenté salir de las sábanas que me tenían atrapado como un gusano de seda, pero no pude escapar de mi propia trampa. Me quedé inmóvil, rígido, igual una momia.
Al poco rato, escuché unos pasos en el alargado pasillo. Si mi mente no me engañaba, se dirigían al cuarto de estar. Allí los pasos se detuvieron, quizás para dejar una pesada bolsa en el suelo. Luego los pasos continuaron hacia la cocina. El ruido del agua contra el fregadero de aluminio continuaba escuchándose de fondo. Las gotas me sacaban de quicio. El desconocido abrió el frigorífico y después sacó algo de él. Al poco rato se escuchó un ruido estridente. Una lata de refrescos acababa de abrirse, regando el ambiente de diminutas burbujas de aire.
Tumbado en mi cuarto, no sabía cómo afrontar la situación. Estaba muy nervioso. Desconocía por completo lo que estaba pasando. Pensé que lo mejor era ser prudente. No moverse mucho. Sí, esperar en silencio a ver lo que pasaba.
Entre tanto, los pasos se acercaron al cubo de la basura y tiraron la lata vacía. El grifo del fregadero seguía goteando insistentemente, de forma mecánica. Al desconocido parecía no molestarle, como si no las escuchase. Después las pisadas se empezaron a oírse de nuevo en el pasillo. Primero en dirección al cuarto de estar y luego, de forma inesperada, hacia la habitación en la que me hallaba.
Mientras se  aproximaban, el sonido de los pasos se mezcló con el de las gotas de agua. Tumbado en la cama, sudaba con profusión, sobre todo en la frente y en la espalda. Tenía las piernas tensas, a punto de partirse. Los pasos, en cambio, avanzaban ligeros, serenos, como si tuvieran vida propia. 
Antes de que me quisiera dar cuenta, los pasos se detuvieron a la entrada de mi cuarto, giraron despacio el picaporte de metal y dejaron la puerta abierta. Luego alguien entró despacio en la habitación.
Entonces pude verlo con claridad. no podía creer lo que me estaba pasando. Tendido sobre las sábanas, se encontraba alguien muy parecido a mí. Quizás yo mismo. Estaba rígido, sin expresión, como un animal muerto. ¡ Vete tú a saber desde cuándo!
Ya no puedo explicar más. Había entrado en un sueño profundo y extraño, del que era difícil despertar.
Recuerdo que era verano y hacía calor... Había un grifo goteando en la cocina... 
No puedo recordar mucho más.

martes, 5 de agosto de 2014

EN EL ANDEN 9 3/4


Hace unos días, al pasar por la estación de Kings Cross en Londres, presencié un hecho insólito (que para muchos, simplemente, forma parte de la vida cotidiana).
Ya desde el metro se notaba el ambiente. Decenas de adolescentes ceñidos con la camiseta de Harry Potter se dirigían con ansiedad hacia el famoso andén 9 3/4, imaginado con acierto por J. K. Rowling. Ataviados con gorros y bufandas, a pesar de los 30 grados que hacía, parecían hinchas de fútbol acudiendo a una final decisiva.
Al llegar a la estación, vi gente con maletas de colores, policías con perros pendientes de la seguridad, peatones caminando deprisa hacia un destino desconocido, quioscos de prensa, puntos de información, carteles luminosos anunciando las salidas y llegadas de los trenes... Sin embargo, en uno de los laterales, había también una cola inmensa de personas, ataviadas con cámaras fotográficas y teléfonos móviles. El público era muy variado. Había niños con sus padres, parejas de novios, turistas curiosos, grupo de teenagers... Me llamó la atención la gran cantidad de personas sonrientes que rondaban los treinta años. Todos querían retratarse en el famoso andén, en la puerta hacia Hogwarts y la magia.
Mientras observaba cómo la gente alborozada se hacía sus selfies graciosos, pensé en qué fuerza poderosa los había arrastrado hasta aquí (igual que a mí).
Lo que estaban presenciando no era real. No existía, salvo en el mundo de la imaginación y de los libros. Ni siquiera el célebre andén 9 y 3/4 se encontraba en su lugar, sino que estaba reconstruido frente a una pared de ladrillos sucios en el vestíbulo.
Siempre ha sido muy fuerte la tentación de confundir realidad y fantasía. Lo irreal necesita tomar cuerpo, adquirir solidez. De la misma manera, que lo real necesita hacerse sueño y promesa. Perder su consistencia.
Aunque el andén 9 y 3/4 no exista, es el más importante de la estación de Kings Cross. Al marcharse  de allí, uno siente nostalgia de un viaje que no ha realizado.
¡Ojalá pudiéramos atravesar ese muro y llegar a la fantasía!

martes, 22 de julio de 2014

EN LA TORRE MARSAL


Una de las escenas más importantes y emotivas de mi novela juvenil "La espiral de los sueños" (Palabra, 2011) transcurre aquí, en la Torre Marsal, situada en el pueblo de Los Molinos (Madrid). Como veis en la fotografía, se trata de un precioso edificio modernista a las afueras del pueblo, en la colonia de los veraneantes, por donde antes pasaba la cañada real. Sin duda, un "rara avis" dentro de las construcciones de la sierra madrileña.  
Cuando era pequeño y montaba en bicicleta por los caminos de tierra, siempre me detenía a la puerta de esta casa y la contemplaba desde fuera un buen rato ensimismado, dejando volar la imaginación.
¿Quién viviría allí dentro?
¿Qué historias y secretos ocultarían sus muros de granito?
¿Qué se vería desde ese original y curvado mirador?
El pasado domingo, gracias a la generosidad de Esther Bonifasi y de su familia, muchas de esas preguntas se contestaron por si solas.
Además, descubrí que lo mejor de una casa no son sus muros o sus suelos, sino la gente que la habita y la sostiene con su vida.
 Muchas gracias por  todo. Fue una visita muy entrañable para mí y  para toda mi familia.


miércoles, 11 de junio de 2014

DE VUELTA DE LA FERIA

El pasado domingo 8 de junio, para no faltar a la tradición, estuve firmando en la Feria del libro de Madrid en la caseta 301 de la editorial Palabra.
En la fotografía de la izquierda, tomada de forma improvisada con un teléfono móvil, se me puede ver parapetado detrás de mis novelas juveniles como El señor de las aguas, La herida del oso pardo o La espiral de los sueños.
Fue una buena mañana rodeada de libros y de amigos.
Lo que más me gustó de ella son esos encuentros fortuitos, con lectores que van de paso, y que terminan - no se sabe muy bien por qué- llevándose uno de tus libros.
Los niños y niñas que lo hicieron me aseguraron que iban a leérselos en casa.
¿Les gustará? ¿Les aportará algo?
Esas son las preguntas que siempre me hago y que quedan flotando en el aire como huidizos granos de polen.

viernes, 30 de mayo de 2014

FIRMAS CON PALABRA

Hoy me ha llegado por correo el cartel que anuncia los autores que firmarán durante la FML 2014 en la caseta 301 de ediciones Palabra.
Me hace mucha ilusión aparecer en él, pero mucho más al lado de mi amigo y compañero de escritura Julio César Romano, que presentará su última novela titulada Un bosque para ti sola el próximo14 de junio por al tarde.
Os dejo el cartel completo con todas las firmas: