jueves, 21 de octubre de 2010

LA CALLE DE LAS LETRAS

Santiago no sacaba buenas notas en el colegio, pero amaba con ardor las letras. Para él eran golosinas, igual que regalices de fresa, que devoraba con avidez mientras paseaba con su madre cogido de la mano por la calle Huertas.
Le fascinaban las letras doradas, escritas con mayúscula, que se hallaban insertadas en las placas de granito del suelo como diminutas estrellas. Cuando veía una de ellas, el niño se detenía delante de los signos, fijaba la vista sobre los reglones de oro y comenzaba a leer despacio, como si el tiempo a su alrededor no existiera.
Su madre le dejaba que descifrara los signos, que leyera un poquito si quería, pero enseguida se cansaba, se ponía nerviosa, y tiraba de él para proseguir con el paseo. Había que llegar a casa, se hacía tarde, y no quedaba más remedio que acabar los deberes de la escuela.
Al llegar a casa, con los cuadernos desplegados con pereza encima de la mesa, el muchacho se resistía a hacer la tarea. No tenía ganas. Prefería cerrar los ojos y dejar libre su imaginación disparatada.
En la oscuridad de su mente, como por arte de magia, las calles del barrio se transformaron en enormes rollos de papel y los edificios de cuatro plantas adquirieron la forma de libros gigantescos.
Todo el barrio era una inmensa biblioteca y los vecinos dejaban sus ocupaciones cotidianas para ponerse sin prisa a leer las citas literarias de las aceras.
Entonces el niño soñaba que bajaba a la calle de las letras doradas y que continuaba escribiendo frases en el suelo de granito, en las paredes de las casas, en los rótulos de los bares, hasta en la tapia de las monjas Trinitarias y en la Academia de la Historia.
Los vocablos que escribía parecían carecer de sentido. Pero Santiago no se cansaba de garabatear palabras como “jirocho” o “pariambo” o “teleósteo”, porque sabía que a la calle de las Letras, como a un texto que no poseyera límites, nadie le pondría poner nunca un punto final.

3 comentarios:

  1. Un buen homenaje a tu barrio. Me gusta. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Muy bien escrito y tan sugerente... Gracias por regalarnos textos tan hermosos.

    ResponderEliminar
  3. No, gracias a vosotros por leerlos con atención y disfrutarlos.

    ResponderEliminar