Al parecer, lo que yo llamé en una página de este blog libros enriquecidos recibe también en otros sitios el nombre de literatura "transmedia" o "interactiva". Se trata de una nueva forma de entender la edición, vinculada a las nuevas tecnologías, que excede el concepto tradicional de "libro".
Voy a poner varias ejemplos:
Skeleton Creek / El Fantasma de la Dragra es la 2ª entrega de la trílogía del autor norteamericano Patrick Carman. Se trata de una historia de misterio en la que para desvelar el enigma el lector tiene que visionar varios vídeos asociados al libro. Según se avanza en la lectura, se van dando las contraseñas que dan acceso al material audiovisual, que complementa la historia.
Otro ejemplo - y este genuinamente español - es la última novela de Fernando Marías publicada recientemente por SM. Un libro que incluye diversos códigos: cómic, guión de cine, páginas web... Un libro que, como asegura su propio autor en una entrevista, "se empieza sin tener que leer".
Yo creo que con este tipo de obras la labor del autor queda devaluada o, por lo menos, pasa a un segundo plano. El autor sigue siendo una pieza clave, como el guionista en una película, pero pierde importancia.
El que verdaderamente crece, el que cada vez va a tener más peso en este nuevo mundo digital, es el editor; el que cordinará como un director de cine este tipo de nuevos proyectos multimedia, con sus multiples aplicaciones y contenidos.
Es verdad que el editor ya cumplía este papel de "co-autor" en la edición en papel, pero en la innovadora edición digital se convertirá, sin lugar a dudas, en el protagonista, en la estrella indiscutible, en el principal creador de la obra interactiva que se edita.
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