Este es el bello escenario donde transcurre gran parte de mi novela juvenil "La espiral de los sueños" (Palabra, 2011), ambientada durante la Guerra Civil española, que cuenta la historia de un soldado perteneciente al legendario Batallón Alpino.
La foto está realizada por Luis Sancho, desde el pueblo de Los Molinos (Madrid) durante la pasada Semana Santa. La montaña nevada que aparece al fondo se llama "La Peñota" y en su ladera, camuflado entre las rocas, se encuentra el búnker de hormigón donde la novela tiene su inicio.
Si os fijáis, la montaña apenas tiene vegetación, porque el monte ardió por completo durante la contienda.
La foto transmite frío y soledad, pero también amor hacia la tierra.
Ese sentimiento es el que quería transmitir también con mi novela, a pesar de sus errores.
¡Ojalá lo haya conseguido!
Gracias, Lupo, por la foto "robada".
Lo más importante de los paisajes es la experiencia que uno mismo tiene en ellos. Después, como escritor hay que saber transmitirlo y darle vida. Da lo mismo cómo sean. Creo que tú has conseguido darle vida a una montaña sin apenas vegetación con tu novela.
ResponderEliminarLos paisajes son sentimientos y transmiten/comunican otros sentimientos. Eso es lo que me interesa de ellos.
ResponderEliminar"Los paisajes son sentimientos", afirmas. Tienes razón. En La espiral de los sueños late constantemente esa realidad y te anima a mirar trascendiendo lo aparente.
ResponderEliminar"Transcender lo aparente", me gusta la frase.
ResponderEliminarCon la palabra elevarse de la realidad e ir un poca más allá.Por ejemplo, a través de la descripción emocional de un paisaje.
Gracias, César, por tu comentario.